domingo, 23 de abril de 2017

Refugio

Me he refugiado y me refugio en ti y contigo. Eres en silencio un fiel compañero de mi, a veces, insoportable ruido. Confirmas eso de que las apariencias engañan porque a pesar de ser tan duro por fuera escondes en tu interior respuestas e interrogantes a partes iguales. 

Apareces sin buscarte, ansiándote, sin conocerte o conociéndote demasiado pero siempre en el momento adecuado. Formas un querúbico tándem con mis emociones siendo el imán que, a menudo, nos hace inseparables. 

No te niego que a veces rompes esta relación que parece inquebrantable y como dos polos opuestos, nos repelemos. Sin embargo, hay algo que se mantiene inmutable, fijo, perenne... Siento y aprendo cuando abierto estás entre mis manos y cerrado te miro.  

Te llevas una parte de mí en cada adiós y yo me quedo con tu olor cuando te toqué por primera vez, con cada lágrima que derramé y te mojó, con cada carcajada que inundó la habitación o el vagón, con cada mueca sin testigos o con un público preguntándose el significado de la misma. 

Me quedo contigo, querido libro, que sintiéndote tan observado dejas tu timidez en esas primeras páginas en blanco antes de contarme la historia de tu vida, para que una vez llegue a tu última confesión y te cierre, guardes todo lo que nos contamos sin hablarnos. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario